Es tiempo de cibercampañas, y esta que les presento es una de ellas. Atrevida, innovadora, compleja. No tengo adjetivos para definirla. Se trata de una iniciativa benéfica que he puesto en marcha porque soy una persona de gran corazón y, presumiblemente, de hígado superlativo. Por cada visitante que consiga la página que les presento, le regalo a don Federico un duro, aunque sea un duro moral.