Es más, diríamos también, porque si no lo hiciéramos, pecaríamos de mojigatos, gazmoños, puritanos y melindrosos, que están inmaculadas, impolutas y albas, y por no callarnos, nos atreveríamos incluso a decir que están como están, y no de otra manera. Pero no queremos ir a dónde no debemos ir, y de ahí que callemos ciertas cosas que, en nuestra opinión, no es bueno que se digan, al menos, de momento.